Buenos Aires a los veinte días de febrero del 2024
yo quiero que vengas ahora hasta mi casa ahora que ya es jueves pero que llueve como si fuera miércoles o martes quiero que vengas y me traigas agua hasta en los huesos agua en el pelo y en los ojos y en las manos y en el pecho y agua en el hueco supraesternal y agua en los calcetines rotos y en el ventrículo derecho y en el izquierdo y en el hueco de tu ombligo de media luna yo quiero agua y luego llama a mi portal y dime baja que tengo agua para ti tengo agua para tus flores para tus hijos para mis hijos
Buenos Aires a los veinte días de febrero del 2024
Siempre sorprende la repetición de los gestos al bañarse, al doblar la ropa y guardarla en los roperos. Los años me han enseñado el ahorro de energías y la precisión. Y hasta a mirarse en los espejos con la ceguera necesaria. Sabemos que hay siempre una frase que nos espera. Y el beneficio de la lluvia. Y hasta la sonrisa ha encontrado su medida justa y el domingo la dimensión doméstica adecuada. Pero hay cosas que todavía nos indignan. Y todavía la mentira presurosa viene en ayuda de un amor imposible.
Buenos Aires a los veinte días de febrero del 2024
Quédate conmigo, misterio, no te desnudes de golpe, quédate callado y oscuro, es como eres que te quiero, no explicado por la claridad, ni disimulado por la apariencia, quédate en la ventana abierta al espacio, cerrada a la intimidad. Sin ti no sucede la vida, no se levanta la luz a no decir lo que es ella ni lo que somos nosotros. Y es bello no saberlo.
Aunque te esperaba no te esperé. Era como si me esperara a mí. Pero yo no llegué. Ni tu tampoco. En el medio de la noche, camino hacia el frío, el viento, lo desconocido. La playa sola ruge, deshaciéndome. A veces, desnuda, montaba un caballo negro y avanzaba por las orillas. Entre mis piernas sentía el roce de seda del animal. Y era como entrar de tu mano en una casa de rosas.
Yo no digo que vengas, que estés ya aquí, que has venido. Pero me niego a negar la espera de tu venida. Déjame esperarte. He nacido para esto. Déjame delirarme sin ti, asistir a la deformación de mis huesos que sólo aman una sombra. He caído en la trampa de esta espera y sin duda soy feliz.
Que has venido. Que tu presencia estremece el cálido color de las hojas muertas. Milagros de la que espera y ve y siente. Y yo te seguiría bajo cualquier forma, como polvo o humo o viento. Entraría por tu respiración, por tu sonrisa, por tus tristes deseos de evadirte hacia donde no hay lenguaje sino solamente ojos devorándose, ojos amándose en el peligro de una desnudez absoluta.
La que miraba el mar en noches viejas. Recuerdos de infancia: muros, detonaciones, gritos. El aire es un campo de concentración para una niña minúscula que baila sobre el filo de un cuchillo. Las risas ajenas son un obstáculo. Los veranos también. Queda como solución rodar por las escaleras de mármol hasta que el dolor de los huesos obligue a reconocer la realidad de los fenómenos físicos.
Y tú me viste llegar, mendiga hedionda enamorada de su sombrerero con flores y plumas. Había un color lila que humeaba y yo estaba de verdad dentro de mis harapos. Dancé para que te rieras. Me pinté las uñas de azul. Toqué la guitarra y canté canciones que hablan de pequeños instantes en los que el dolor se aduerme y hay deseos sólo deseos de amar.
No lloré en el funeral de nuestro amigo y, sin embargo, estoy llorando delante de tus uñas. Te las dejaste en el lavabo sueltas, recién cortadas, puede que recordando a quien se ha ido. Tú nunca te olvidas de nada. Pienso en tu pelo, tu orina, tu semen, en lo que marcha lejos de ti sin aspavientos, como las pocas cosas que alguna vez importan. El mundo se cobra adelantos de tu cuerpo y no encuentro manera de impedirlo. Aunque mi amor se empeña, para que no se pierda una migaja: que por favor regrese todo lo que perdiste y pueda yo algún día recogerlo.
Voy a ir al lugar y a volver cada vez con algo. Un día voy y traigo una piedra circular y plana, otro un hocico puntiagudo una oreja larga doblada hacia atrás pero no la cabeza peluda del cachorro. Voy a ir y cada vez. Un pétalo blanco una huella de pájaro un copo de nieve un rasguño una onda en el agua una máquina de las que hacen cemento, funcionando un miedo que me paraliza un recuerdo gracioso, o uno tibio una caricia de las que podés sentir de nuevo una sola vez, como si ocurriera en ese momento. Esos ojos. Voy un día y traigo su tono de voz. Y después una fila de gente con la que me equivoqué y otra de gente que me hizo mal. Traigo agujas de pino y a los amigos muertos. Una vida mía, pero distinta de la que tengo, me la pruebo y todo, como que no. Voy a ir hasta el lugar, esto es, miráme estoy yendo, volviendo, te regalo una hoja seca de un parque entrerriano donde se escuchan ladridos pero sólo se ven pájaros. Barcos en el río. Gente que pasea tranquila por la orilla
Melissa Bendersky
. Melissa Bendersky . Río Negro . Argentina . 1975
Buenos Aires a los cuatro días de febrero del 2024
No me da miedo la muerte. Me da miedo mi miedo. Me da temor no volver a llorar de la risa, respirar lago perder la mirada en río abrazar montaña. No tener más salto colectivo No volver a cantar “no nos han vencido” desde las mil formas de la derrota. No le temo a mi muerte le tengo pavor a la tuya, y a la tuya, y a la tuya. No tolero más la muerte de mis muertos que se empeñan en continuar en esa absurda posición dejándome acá tan sola y confusa, tan sin referencia tan sin tener a quién preguntar sobre mi memoria de mí de vos, de todos. No hay vuelta al ruedo sin ustedes. Ya no necesito las luces de kermesse las tiré. Con la luna nos basta.
Mariana Baranchuk
.. Mariana Baranchuk . Buenos Aires . Argentina. 1963
Buenos Aires a los cuatro días de febrero del 2024
Vuelvo temprano. Ella me aguarda leyendo el destino en las hojas del té bordando paneles con pájaros rosados. A veces calla y espera que sea yo quien hable de las últimas lluvias de la revolución que avanza. A veces habla. Como una bruja me dice qué hice en el día en la noche y por qué lo hice. A veces callamos las dos descorremos las cortinas y miramos en el horizonte no sé si el pasado o el futuro.
Buenos Aires a los cuatro días de febrero del 2024
En un vuelco de nubes celestes hay un mar a lo lejos que yo no alcanzo a ver. Son años de ceguera y no mar, un soplido se desprende del tiempo. El tiempo es –lo sabemos– una palabra mayúscula. Hay un hilo que brota por entre mis piernas mientras vuelo el hilo me quiere atar a la tierra. Mi madre y mi abuela cepillan una trenza enorme, otra mujer la decora con guirnaldas y petunias. Es difícil alcanzar el vuelo con el hilo que me ata, con la vagina cerrada, entumecida y espantada. Yo no puedo elevarme porque al miedo nunca le ha dado la gana de soltarme. Si ahora caigo de seguro el hilo se rompe y el miedo saldrá corriendo al ver la nada que soy, que me ha vuelto. Alguno que otro llorará mi ausencia mi madre mi abuela desde el otro lado la lluvia. Mi hijo no tiene hilos entre sus piernas. Hay un bastón que lo sostiene. Puede fallar en el despegue o incluso caer como yo. El bastón sujeta al hombre, a mi hijo. Más tarde voy a llegar a llorar mi cortedad y el miedo me volverá a coger vacía, eso le dejaré a mi hijo mi muerte blanca y absurda mi sexo nocturno con el miedo mi trenza roja y omnipotente que emerge todos los días el monstruo que devora mi útero. Mañana quizás a hurtadillas pueda volar de nuevo libre de todo: sin hilos sin vientre sin miedo. Tomar las tijeras de la máquina de coser de mi abuela abrirlas abrirme parir mis dolores mis angustias mi pasado empaparme de hombría, sujetar un bastón con mis piernas y volar.
Buenos Aires a los cuatro días de febrero del 2024
Y si te amo, es porque veo en ti la Portadora, la que, sin saberlo, trae la blanca estrella de la mañana, el anuncio del viaje a través de días y días trenzados como las hebras de la lluvia cuya cabellera, como la tuya, me sigue. Pues bien sé yo que el cuerpo no es sino una palabra más, más allá del fatigado aliento nocturno que se mezcla, la rama de canelo que los sueños agitan tras cada muerte que nos une, pues bien sé yo que tú y yo no somos sino una palabra más que terminará de pronunciarse tras dispensarse una a otra como los ciegos entre ellos se dispensan el vino, ese sol que brilla para quienes nunca verán.
Y nuestros días son palabras pronunciadas por otros, palabras que esconden palabras más grandes. Por eso te digo tras las pálidas máscaras de estas palabras y antes de callar para mostrar mi verdadero rostro: «Toma mi mano. Piensa que estamos entre la multitud aturdida y satisfecha ante las puertas infernales, y que ante esas puertas, por un momento, llenos de compasión, aprisionamos amor en nuestras manos y tal vez nos será dispensado conservar el recuerdo de una sola palabra amada y el recuerdo de ese gesto lo único nuestro».
Buenos Aires a los cuatro días de febrero del 2024
El corazón de las cosas nada a veces conmigo nada sin moverse del todo sumergido en una pileta de lona emparchada. Voy hasta el fondo y me empujo, con mis piernas juntas, para darme envión mi cuerpo se traslada en el agua mi cabeza toca el otro lado.
Es tan fácil sentirlo todo desde acá el mundo parece pequeño y abordable, saco la cabeza y el patio sigue en silencio adentro se preparan para una fiesta a la que voy a asistir aunque no quiera. Mi voluntad se negocia siempre en estos lugares sin embargo puedo darme el lujo de que algunos días sumergido en el agua tibia el corazón de las cosas nade conmigo.
Buenos Aires a los cuatro días de febrero del 2024
Por allá estará el mar el que voy a comprarme que veré para siempre que aullará llamará extenderá las manos se hará el manso el hermoso el triste el olvidado el azul el profundo el eterno el eterno mientras los días se vayan la vida se me canse el cuerpo se me acabe las manos se me sequen el amor se me olvide frente a su luz su amor su belleza su canto.
Buenos Aires a los cuatro días de febrero del 2024
Nos vimos por primera vez el domingo. No, no fue así ya nos habíamos visto antes pero no fue. Tú tomabas el café usando el popote como si fueras un ave errante que se detiene a contemplar un caballo en un abrigo. Y tú tomaste mi mano, me tomaste de la mano, me tomaste a mí. Y el árbol de los frutos rojos y la montaña y la montaña. Y nos reímos y escuchamos y, ¡Dios!, cada cosa se volvió basura. Y el árbol de los frutos rojos y la corteza y la corteza. Y nos teníamos el uno al otro sin pausa como animales en una madriguera. Y si cada cosa después de estos eventos es triste, entonces no somos estas cosas. Y crecimos entre la basura y jugando con la basura. Y tú acaricias mi piel con pequeñas perlas. Y casi es enero y aquí hay, ¡perdóname!, una magnolia rosa con sus pétalos de lenguas de perro que se precipitó en un fondo gris y cada vez que doy un paso que atravieso estos milagros, recuerdo el olor de tu mano arrancada de mí, arrancada de ti.
Мы встретились в воскресение нет не то Мы встречались и раньше но это было не то Ты кофе пил через трубочку да ну и что Голь перекатная птица залетная конь в пальто. И ты взял меня за руку взял меня на руку взял меня. И дерево в красных ягодах и гора и гора И мы смеялись и слушали и Господи всё фигня И дерево в красных ягодах и кора и кора. И мы имели друг друга не останавливаясь как звери в бойницах нор. И хоть всякая тварь после событья печальная да мы не всякая тварь. И мы росли из всякого сора и мы разгребали сор. И ты втирал мне в кожу зерна жемчужны. Вот уже и январь И у нас тут я извиняюсь магнолии распустили песьи свои языки Розовые на сером фоне осадков и каждый раз, проходя Мимо этих чудес вспоминаю запах твоей руки Оторванной от меня оторванной от тебя.
Sobre lo blandito de la existencia a veces pienso que todo es ridículo. Los compost en departamentos, los balcones llenos de suculentas, fumar un pucho al sol, las fiestas que solo bancamos con falopa, una pared sin un graffiti. Es ridículo organizar el futuro, vivir resistiendo, creer en los rituales para pedirte perdón, que una historia dure 15 segundos, que todo sea una experiencia inmersiva y orgánica ¿no se contradice eso?
Ridículo es que escriba todo esto para bancar las ganas que tengo de decirte que vengas que seamos ridículos que tengamos suculentas en un balcón, que pintemos la pared de mi casa, que vayamos al sol a fumarnos uno y después a una fiesta que tengamos una experiencia falopa que entre en 15 segundos de historia inmersiva, orgánica y contradictoria.
Ridículo es que escriba todo esto para resistir las ganas que tengo de decirte que resistamos una vez más, que resistamos que hagamos un ritual para organizar nuestro ridículo futuro en papelitos que piden perdón y los tiremos al fuego.
Carla Testatonda
... Carla Testatonda . Prov. de Buenos Aires. Argentina . 1987
Mi deseo siempre es el mismo; dondequiera que la vida me deposite: quiero meter el dedo del pie & de inmediato el cuerpo entero en el agua. Quiero sacudir una gran escoba & barrer hojas secas flores marchitas insectos muertos & polvo. Quiero cultivar algo. Parece imposible que ese deseo a veces pueda transformarse en devoción; pero ha sucedido. Y así es como he sobrevivido: el modo en que el agujero que con esmero cuidé en el jardín de mi corazón produjo un corazón para llenarlo.
My desire is always the same; wherever Life deposits me: I want to stick my toe & soon my whole body into the water. I want to shake out a fat broom & sweep dried leaves
bruised blossoms dead insects & dust. I want to grow something. It seems impossible that desire can sometimes transform into devotion; but this has happened. And that is how I've survived: how the hole I carefully tended in the garden of my heart grew a heart to fill it.
me sé Inflamable, y estoy ardida pero también soy ardorosa y llama consistente y viento hondo venido desde abajo donde el mundo se funde conmigo
soy inflamable pero también fuego y ardor y crema para quemaduras y albergue para mis amigos y vértigo para los no amigos porque no propongo una sola salida que no tenga entrada por el amor pero yo también soy mi prójima por eso no propongo una sola entrada que no tenga las múltiples salidas del amor
el prójimo que somos es frutal, variado, tupido sólo así es próspero y próspero es sembrar semillas de ala soy inflamable sí y también ardorosa por dónde me enciendo no sé, nací encendida difícil es apagarse pero cuando ocurre cuando me apago por mucho arder de rabia o bañada de lluvia ácida o por el embotellamiento de las garras cuando OCURRE sí quiero, amor mío, amor del mundo, que vuelvan para encenderme y devolverme al mundo de los que respiran la fogata
Daniela Andújar
. Daniela Andújar . Buenos Aires. Argentina . 1967 ... Imagen . Polly__in_wonderland
Tengo una casa llena de muebles comprados en remates. Empiezo a oler tierra mojada, mi gato se pone nervioso. Pongo las compuertas cierro las ventanas. El huracán igual destruye todo. Y como todo también pasa. Me preocupa qué se hace con las ruinas ojalá pudiera venderlas en subastas.
Todo el año es invierno junto a ti, Rey Midas de la nieve. Huyó la golondrina escondida en el pelo. La lengua no produjo más ríos atravesando catedrales ni eucaliptos en las torres. Huyó por la rendija la ola azul en cuyo centro se mecía la paloma.
El cielo blanco bajó para ahogar a los árboles. El lecho es el glaciar que devora los sueños. Surgió el puñal de hielo para cercenar minuciosamente la pequeña belleza que defiendo.
El sol se aleja cada día más de mi órbita. Sólo hay invierno junto a ti, amigo.
Elena Garro
. Elena Garro . Puebla de Zaragoza . México . 1916 . Cuernavaca . México . 1998
La niña que fui aún me habita se sienta a mi lado y me mira curiosa cada vez que no me eligen cada vez que no me quieren cada vez que me despido. Me visita en las tardes vacías cuando rozo con mi mano el cuerpo del dolor y me inunda esa sensación de ahogo casi sin dejarme respirar. A veces me parece escuchar el eco de su llanto en las noches. Pero también es ella quien me enciende cada vez que juego cada vez que sueño que arriesgo a ciegas y me responde con sabiduría cada vez que me enredo en la madeja mental que no da tregua. Ya no estamos en disputa ya nos hemos abrazado. Sólo que algunas veces como hoy quisiera viajar al pasado y regalarle las palabras que la defiendan de todo eso que sabía que le dolía que la lastimaba y la desprotegía pero aún no podía decirlo.
De memoria voy por el camino que me lleva a la casa materna, desde la plaza veo el molino al que pocas veces me atreví a subir para ver desde lo alto los techos, no cualquiera tiene uno en su patio. Cruzo la puerta, atravieso el jardín mientras tarareo una canción. Que pase lento el tiempo, pido para mis adentros. La misma escena: mamá en el sillón, yo de rodillas le abrazo las piernas y dejo que sus manos me despeinen. Una caricia repetida que me vuelve niña y me trae sin paradas intermedias, derechito al comienzo de todo.
Buenos Aires a los veintiún días de diciembre del 2023
Nosotros no nos encontrábamos no nos buscábamos en los huertos con una manzana entre los murmullos de la seda en naves de las iglesias
Siempre estuvimos uno dentro del otro en el cuerpo de dios de doble cara en las pinturas medievales de los sótanos de los museos y en las fotos de nuestros padres inocentes como papel
Nosotros -maestros de cruzarnos- sólo permanecimos uno frente al otro y en espejos de la piel nos reflejamos enteros el mundo se alejó en silencio y con el dedo en los labios los bosques echaron raíces en el suelo las ciudades guiadas por el olfato encontraron lugares donde los hombres las construían infinitamente los ríos entraron en los mares como los trenes en las estaciones los montes inasibles cuajaron en las cuevas
Si yo soy un monte tú eres una cueva dentro de mí lugar en el monte donde no hay monte lugar dentro de mí donde no estoy
Myśmy się nie odnajdywali nic szukali w ogrodach od jednego jabłka w szelestach jedwabiu po nawach kościołów
Myśmy zawsze byli w sobie w ciele boga z podwojoną twarzą w średniowiecznych obrazach z podziemi muzeów i na fotografiach gdzie nasi rodzice niewinni jak papier
Myśmy — mistrzowie mijania —
tylko stanęli na przeciwko siebie i w lusterkach naszych skór odbili się cali świat odszedł po cichu i z palcem przy ustach lasy wrosły w ziemię miasta węchem odnalazły miejsca gdzie je w nieskończoność budowali ludzie rzeki wtoczyły się w morza jak pociągi w dworce nieuchwytne góry okrzepły w jaskinie
Jeżeli ja jestem górą to ty we mnie jaskinią miejscem w górze gdzie nie ma góry miejscem we mnie gdzie mnie nie ma
Buenos Aires a los veintiún días de diciembre del 2023
La playa recibe los detritus, y yo desnudo tu espalda; la tierra se enferma de un mal grave, acaso incurable, y yo beso tu vientre. Hay una locura en el filo de la sábana, en el silencio de la lámpara, en cada marca en la pared, en el agujero donde cabemos y no cabe otra cosa. Una tormenta sin nubes se desata. Te abrazo, tiemblo un poco, te penetro. Hay una locura en las cartas escritas, En ese zapato del aire, en la ropa dispersa y sin nadie. Las ruedas girarán y seguirán moliendo, las corrientes arrastrarán a los débiles y, quizás, a nosotros, mañana, entre ellos. Pero, ahora, el temor huye, oscuro, por lo oscuro.
Carlos Barbarito
. Carlos Barbarito . Pergamino . Prov. de Buenos Aires . Argentina .1955
Buenos Aires a los veinte días de diciembre del 2023
Como el perro japonés que esperó por años en el andén de la estación a su dueño muero así de fiel aquí también he hecho un ritual en donde miro el reloj a diario preparo la cena maquillo el desorden y finjo que en cualquier momento abrís otra vez igual que siempre esa puerta.
Buenos Aires a los veinte días de diciembre del 2023
todo lo que quiero escribir son poemas de amor en esta temporada de carne podrida y vientres huecos en este año de cadáveres ocultos y cementerios de metralla
todo lo que quiero escribir son poemas de amor para aquel cuyo aliento se mezcla con el mío para los labios que pruebo para las caderas que rodeo para la savia que comparto
todo lo que quiero escribir son poemas de amor sobre ojos que brillan y perfume de sudor sobre promesas hechas y cumplidas sobre secretos y miedos compartidos y revelados
en este año de la ciudad enterrada en esta década del hambre cosechada en este siglo ya recién comenzado con miles sobre miles de miembros desgarrados ojos quemados corazones destripados
todo lo que quiero escribir son poemas de amor no quiero esta tarea de documentar la desesperación infantil el duelo de las madres la miseria de los padres el maltrato de los hijos las tormentas e incendios del planeta
todo es demasiado para mí mis ojos se llenan de sal y se nublan y solo los poemas de amor lo harán mejor despejarán el camino pero todos alrededor mío esos otros que amo a los que conozco y a los extraños que están siendo asesinados o esclavizados dejados morir de hambre o torturados apresados o abandonados
y los poemas que quiero escribir me evaden hasta que me voy sin nada más que este aullido atrapado entre mis dientes todo lo que quiero escribir son poemas de amor sobre el azul besando mi mañana pie de limón y sabores frescos en mis tardes, lunas crecientes arqueadas, lejos del brillo de venus en un cielo hambriento de estrellas
todo lo que quiero escribir son poemas de amor todo lo que quiero escribir es amor
all i want to write are love poems in this season of rotting flesh and hollow bellies in this year of hidden corpses and shrapnel graveyards
all i want to write are love poems to the one whose breath mixes with mine for the lips i taste for the hips i encircle for the sap i share
all i want to write are love poems about shining eyes and sweat’s perfume about promises made and kept about secrets and fears shared and revealed
in this year of the buried city this decade of the hunger crop this century newly begun yet already with thousands upon thousands of limbs torn off eyes burnt out hearts eviscerated
all i want to write are love poems i don’t want this job of recording the children’s despair the mothers’ grieving the fathers’ misery the sons’ brutalization the planet’s storms and fires
it’s all too much for me my eyes fill with salt and become blurred and only love poems will make it better will clear the way but all around me these others who i love in knowing and as strangers are being murdered or enslaved starved or tortured imprisoned or forsaken
and the poems i want to write evade me until i am left with nothing but this howl wedged between my teeth all i want to write are love poems about blue kissing my morning lemons tart and fresh flavoring my afternoons crescent moons arching away from venus’ sparkle in a star hungry sky
all i want to write are love poems all i want to writeis love
Devorah Major
. Devorah Major . California . Estados Unidos. 1952
Buenos Aires a los veinte días de diciembre del 2023
A mí me gustan los caballos blancos, Los girasoles. Los cigarrillos rubios y los negros. El café muy fuerte. El mate amargo. También me gustan los pepinos -como los prepara Nomi- los langostinos, las rabas, los locos, los erizos -en fin, todos los mariscos- Las canciones de Serrat, José Larralde, Spinetta, Manal, Charly Garcia, Violeta Parra. El tango, Piazzola. El Polaco y La Tana. Algunos versos de Neruda. Todo Vallejo. Los libros de Cortázar. Los hombres con el rostro aindiado y otros hombres. El mar. Los Redonditos de Ricota. El teatro contemporáneo y algo del teatro clásico. La voz de Janis Joplin. Los cuadros de Dalí. Las mujeres de Modiglianni. El Guernica de Picasso. El Jardín de las Delicias, de Bosch. Boca Juniors. El asado y las ensaladas. La provoleta a la parrilla. El piano de Villegas. Los cuadros de Mauricio Stem. La cerveza bien helada. El color amarillo. El humor de Eduardo Arce. Leer Artaud de vez en cuando, Y también a García Márquez. Las caricias. El dulce de leche. Levantarme en medio de la noche E irme a pasear por Buenos Aires. Los hombres y las mujeres que luchan Por un mundo más habitable. Los pies chiquitos de Malena. Algún cuento de Borges. Dos poemas de Benedetti y cuatro de Gelman. Los besos de Malena. La poesía de Sergio Darlin. Las canciones de la nueva trova. Dibujar. Hacer el amor cada cuatro días. Escribir boludeces. Pero en realidad, ahora que lo pienso, yo me fabrico estas listas porque aquí en el hospicio me son muy necesarias. Así uno no se olvida De quien es, al menos. Y de paso se acuerda que existen cosas lindas.
Marisa Wagner
. Marisa Wagner . Huanguelén . Prov. de Buenos Aires . Argentina .1954 . Buenos Aires. Argentina . 2012
Buenos Aires a los veinte días de diciembre del 2023
Una casa de cristal, señor dame una casa de cristal. Dame, señor, una casa liviana, que brille con el sol. Una casa sin peso, sin historia de la que no pueda escapar, de la que no quiera escapar. Dame, señor una casa que no sea frágil y que no importe cuando se rompa.
Buenos Aires a los ocho días de diciembre del 2023
Pude haberte nombrado. Haberte dicho, por ejemplo, que no es normal quererte así con los pies helados y la boca ardiendo. Pude haberte nombrado mejor. Pude haberte avisado que de noche tiemblo por temor a los ratones y a la voz seca de los poemas viejos. No sé por qué no te dije ni tu nombre ni mi hambre cuando llega el atardecer y las chicharras se esconden o cuando el bicherío pide agua en el enjambre húmedo y bullicioso de la tarde en los veranos de por acá. Pero cómo decirte estas cosas mientras pienso en tu espalda si vas a notar que temo a los nombres porque no me animo a darles lugar en el cuenco anhelante que llevo por lengua y también a los ratones y al silencio del poema que olvido y a dormir con los pies afuera al amparo de la noche sin cobija ni cobijo sólo por decirte algo?
Buenos Aires a los ocho días de diciembre del 2023
duelen las uñas de mirarme a los ojos y me callo anclada en los lodos malos de la patria sin plata ni río todas las horas que en vano te esperé país sin que te quedaras ¿dónde más voy a ir? me duelen las lenguas no doy más no me dan pido pan pido paz me caigo de las nubes no llego nunca al cielo hundida en esta desaparición en esta tierra que me olvida.
Buenos Aires a los ocho días de diciembre del 2023
Un paraguas dos años sin flores un diario sin terminar un recuerdo donde eras mío sin balcones toda la ternura que era entre tus brazos tuve que olvidar que las palabras son carroña para la gente herida y no pude salvarme nos amamos pero estábamos muertos desde el principio.
Buenos Aires a los veintiocho días de noviembre del 2023
Como hijos de la modernidad o como colonizados por ella como colonizados hemos perdido a la Pachamama hemos sido cortados a machete, a balazos, a horca, a látigo, a hambre, a fustazo y a cepo hemos sido cortados de la naturaleza desvinculados dicen los autores dicen los filósofos dicen, también, decimos arrancados pero cómo puede nuestra carne, esta que somos, separarse del mundo si la carne es mundo. La crisis climática el veneno en el agua el fuego en todas partes la muerte que avanza como una arrasadora película gris que se come todo para hacerlo parte de sí todo cosa yerta todo se come menos los campos de soja menos las megamineras menos los agujeros del petróleo menos las granjas industriales de animales menos los edificios de lujo que son su bandera su corazón su razón de ser su máquina venenosa de acumular capital.
Como hijos de la modernidad o como colonizados por ella como colonizados sabemos que la crisis climática nos lleva a cuestionar el paradigma cultural de la Modernidad basado en una visión instrumental de la naturaleza funcional a la lógica de expansión del capital.
Como hijos de la Modernidad o como colonizados por ella como colonizados nos han hecho olvidar que la humanidad es el fondo universal del cosmos. Todo es humano. No existe cosa tal como una sola humanidad. El yaguareté es humano. El tapir. La vaca. Y el monte todo. Y la selva. No existe cosa tal como una sola humanidad. Y no hay un mundo y muchas miradas hay muchos mundos infinitos mundos que la lógica de expansión del capital reduce a muerte con su indiferencia eufórica.
Como hijos de la Modernidad o como colonizados por ella como colonizados sabemos que no existe cosa tal como una sola humanidad: hemos quedado afuera siempre tantas de nosotras y de nosotros tantos que la muerte de los cuerpos de los nuestros enfrió al planeta entero cien años después de que llegara Colón a extraer oro y especias. Como hijos de la Modernidad o como colonizados por ella como colonizados sabemos que no existe una sola humanidad. Hemos sido recurso somos recurso como la naturaleza es una canasta de recursos privatizados. No se puede privatizar la fotosíntesis no se puede privatizar la polinización no se debe.
No podemos permitirlo. No existe cosa tal como una sola humanidad. No existe cosa tal como un solo mundo Ni cosa tal como un solo mundo que viva si no viven los demás.
Como hijos de la Modernidad o como colonizados por ella como colonizados como laboratorio a cielo abierto de extinción y sacrificio como colonizados hemos dado batalla damos batalla de Gualeguaychú a las luchas contra el fracking desde Esquel a las luchas contra la megaminería en el país entero desde Entre Ríos a las luchas contra el veneno que fumiga a muchos y se nos mete en la boca a todos los demás.
Como hijos de la Modernidad o como colonizados por ella como colonizados sabemos que el colapso ecológico ya llegó. Lo saben los cuises los quebrachos lo saben los chimangos los espinillos lo saben las montañas los peces y los pájaros lo saben en el campo y la ciudad como colonizados lo sabemos como hijos de la chingada. Nosotras. Nosotros, todas las humanidades de acá. Peleamos. Tenemos que pelear. Vamos a pelear. Como hijos de la Modernidad o como colonizados por ella como colonizados.
Peleamos.
Gabriela Cabezón Cámara
. Gabriela Cabezón Cámara . San Isidro . Argentina . 1968 .... Imagen . Plegaria a la Pachamama . Hana Katoba
Buenos Aires a los veintiocho días de noviembre del 2023
El niño nunca ha visto dormir a su padre pero duerme en la misma posición incómoda que él, apoyado en un costado, los brazos estirados para atrás, las manos entrelazadas, como un faquir.
Empeñado en armar un rompecabezas de ocho piezas los ruidos que hace son los mismos que escuché hace años cada vez que su padre destemplado intentaba arreglar el inodoro, la pileta o el acuario del ajolote, en vano.
Lo recuerdo sentado en el piso de la casa que hicimos juntos mirando el cielo de la mañana sin parpadear, o acostado en la cama, adheridos los ojos a una pared, como si ahí habitara el fantasma que lo visitó una vez.
Quería tener un hijo, le dije, para tenerlo a él dos veces, para sentirlo crecer de mí, dentro de mí, para tener otra versión del hombre amado, indefenso sobre mi pecho.
Al fin su estirpe ocurrió en mí, multiplicando células infinitas, repitiendo patrones, cayendo en uno o dos errores imprevisibles, modificando los acentos de mi alma sin permiso, reemplazando un decorado austero por tiras bordadas, pañales, noches en vela.
Ahora, veo a mi niño poner interminablemente un dinosaurio plástico tras otro, y recuerdo a su padre cuando decía que encolumnar soldaditos de plomo era de todos los juegos de infancia su preferido.
Y me pregunto si las extravagantes posiciones de dormir, la obsesión con las filas y esa extraña afinidad por los anfibios, son cosas que su ADN transmitió a mi hijo, o si no son las leyes hereditarias, sino Dios haciendo esto por mí: que el niño sea como su padre para que, así, él aún esté conmigo.
Buenos Aires a los veintiocho días de noviembre del 2023
El arte de perder no es difícil de dominar; tantas cosas parecen llenas con la intención de perderse que su pérdida no es un desastre.
Pierde algo todos los días. Acepta la tensión de perder las llaves de la puerta, la hora malgastada. El arte de perder no es difícil de dominar.
Luego practica perder un poco más, perder más rápido: lugares, y nombres, y a donde te disponías a viajar. Ninguno de estos traerá un desastre.
Yo perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira! mi última, o la penúltima de las tres casas amadas se fue. El arte de perder no es difícil de dominar.
Perdí dos ciudades, hermosas. Y, todavía más, algunos reinos que poseía, dos ríos, un continente. Los extraño, pero no fue un desastre.
—Incluso perderte a ti (la voz de broma, los gestos que amo) No habré mentido. Es evidente que el arte de perder no es demasiado difícil de dominar aunque pueda parecer (¡Escríbelo!) como un desastre.
The art of losing isn’t hard to master; so many things seem filled with the intent to be lost that their loss is no disaster.
Lose something every day. Accept the fluster of lost door keys, the hour badly spent. The art of losing isn’t hard to master.
Then practice losing farther, losing faster: places, and names, and where it was you meant to travel. None of these will bring disaster.
I lost my mother’s watch. And look! my last, or next-to-last, of three loved houses went. The art of losing isn’t hard to master.
I lost two cities, lovely ones. And, vaster, some realms I owned, two rivers, a continent. I miss them, but it wasn’t a disaster.
Even losing you (the joking voice, a gesture I love) I shan’t have lied. It’s evident the art of losing’s not too hard to master though it may look like (Write it!) like disaster.
Elizabeth Bishop
. Elizabeth Bishop. Massachussets. Estados Unidos . 1911 .Boston. Estados Unidos. 1979 Versión . Marisol Bohórquez Godoy